renacimiento
¿Ustedes los budistas creen que pueden renacer como un animal en la próxima vida? ¿Vas a ser un perro o una vaca en el futuro? ¿El alma transmigra al cuerpo de otra persona o algún animal? ¿Cuál es la diferencia entre la transmigración y la reencarnación? ¿Es el mismo que el renacimiento? ¿Es el mismo karma como destino? Estas y un centenar de preguntas similares nos hacen muchas personas a los budistas.El malentendido común acerca del renacimiento (mal llamado “reencarnación”) es que una persona ha llevado innumerables vidas anteriores, por lo general como un animal, pero de alguna manera en esta vida ha nacido como un ser humano y en la próxima vida va a renacer como un animal, dependiendo del tipo de vida que ha vivido.
Este malentendido surge porque la gente (y algunos budistas) normalmente no saben cómo leer los sutras o escritos sagrados, que lo explican de forma acertada.
Qué no es la reencarnación
La reencarnación no es un simple renacimiento físico de una persona, por ejemplo, Javier renace como un gato en la próxima vida. En este caso, Javier poseería un alma inmortal que se transforma en la forma de un gato después de su muerte o entra en el cuerpo de un gato. Este ciclo se repite una y otra vez. O si tiene suerte, va a renacer como un ser humano. Esta idea de la transmigración del alma definitivamente no existe en el budismo. Lo que renace es una condición, no un “yo” estructurado, pues si no hay “yo”… ¿Cómo voy a renacer como tal? No somos una unidad apartada del mundo, somos uno con todos y nuestras condiciones renacen para cohesionar la existencia. Esto está más cerca de la termodinámica física (“Nada se crea ni se destruye, todo se transforma”) que de la religión basada en el yo o religión “egoica”, que rinden culto al yo como realidad personal apartada y distinta del resto de lo existente. Esta ignorancia produce sufrimiento y, según el budismo, nos hace renacer en el samsara una y otra vez. Somos mente constituida por múltiples agregados. Una mesa es una mesa porque está compuesta por un tablero y cuatro (o tres) patas pero sin los agregados unidos no es objetivamente una mesa. A nosotros nos pasa lo mismo. Si meditamos sobre todo esto nos iremos desprendiendo de la egoicidad y seremos personas más tolerantes, compasivas y menos aferradas a un yo ilusorio.
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