ser nadie especial

Esta frase budista siempre me ha fascinado porque resume la esencia del Dharma y de la verdadera práctica del desapego egoico. En una sociedad que valora fundamentalmente el culto al “yo”, el triunfo y la popularidad, esta sencilla frase nos invita a reflexionar seriamente sobre los verdaderos valores que deberíamos buscar.

Por todas partes estamos asediados por “Operaciones Triunfo”y “Grandes Hermanos” a los cuales acuden miles de jóvenes buscando desesperadamente ser el centro de atención y salir del anonimato. Quieren ser “alguien especial”. Por eso esta frase de un maestro budista es una fuente de inspiración y una profunda enseñanza que nos dice que la verdadera felicidad no se consigue con el culto al yo sino en entrenarse para ser “nadie en especial”, que es la mejor forma de ser uno mismo. Yo tengo la frase pegada en mi escritorio, porque cada vez que me asaltan los "egos" y la vanidad me sirve para regresar a mi verdadera naturaleza, a ser nadie en especial. Cuando me siento herido por comentarios, críticas o desavenencias repito interiormente la frase y ella me devuelve a la realidad. Ser nadie en especial no es ser anodino. Se trata sencillamente de no buscar apegarse a triunfos y metas esplendorosas, que son pura ilusión y fuente de sufrimiento. La mejor forma de sentirse especial sería, en último caso, en la ayuda desinteresada a los demás. Para ellos seríamos en verdad personas especiales. Al renunciar al ego haremos brillar la luz de la solidaridad y de la compasión, pues el "yo" se convierte en "tu".
He querido comenzar la semana con esta entrada. La siguiente entrada versará sobre la segunda parte del Renacimiento en el Budismo, tal como había prometido.

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