Los Padres Ausentes
La grandes ciudades sumergen al hombre en un torbellino de obligaciones con horario cada día más extensos, para mantener un standard de vida con exigencias cada vez mayores.En las provincias, en muchos hogares, aún hoy se conserva un estilo de vida diferente. Todavía hay gente que no tienen televisión por cable, ni computadora, ni teléfono celular, sin embargo se comunican mucho más y mejor con sus semejantes y gozan de mayor calidad de vida.
Tienen tiempo para comer en familia, para estar con los hijos, para acompañar su desarrollo de cerca y cuidar sus amistades, para ayudarlos con sus dificultades escolares y darles la sensación de seguridad que necesitan. Además, se pueden ocupar de sus mayores y brindarles la atención que necesitan.
Los hombres, desde épocas inmemoriales, siempre se escudaron en sus trabajos para defenderse de sus obligaciones hogareñas. Pero hoy en día también las mujeres trabajan y sin embargo, no por eso, dejan de ocuparse de su rol como madres y dueñas de casa.
Poco a poco algunos hombres, no todos, han comprendido que es necesario compartir el trabajo en el hogar además de sus responsabilidades como proveedor.
Por otra parte, la adolescencia masculina se puede llegar a prolongar, en esta época, hasta los treinta años, de manera que es difícil que un hombre asuma compromisos serios antes de esa edad.
Sin embargo, pueden tener relaciones sexuales antes, sin casarse y hasta hijos, los cuales por lo general crecerán sin sus padres.
El cambio de rol social aún no ha sido asumido totalmente por el sexo masculino, que considera haber perdido sus privilegios; y esta actitud lo ha llevado a no comprometerse, aunque las circunstancias así lo demanden.
Es común que una mujer se embarace y que no aparezca el padre; y esa mujer que tal vez confió en su pareja, tendrá que arreglárselas sola y criar a su hijo lo mejor que pueda, a veces con la ayuda de algún familiar, mientras ese padre, tal vez, sigan repitiendo este ciclo con otras mujeres, desentendiéndose de las consecuencias de sus actos.
Los hijos sin padre que no tienen figuras masculinas representativas para identificarse, frecuentemente se identifican con sus madres, que tienden a sobreprotegerlos y a comportarse con ellos como padres y madres a la vez.
Identificarse significa querer ser como ellas, identificación negativa para un varón que conduce a muchos a la homosexualidad; o sea, ser como una mujer para agradar al hombre, en la búsqueda del padre que no tuvo.
Es indudable que la relación de un hombre con su hijo es muy diferente a la de la mujer; porque una mujer se realiza plenamente cuando tiene un hijo en tanto que el hombre culturalmente, se siente más realizado y más comprometido con su trabajo.
Algunas mujeres, al fracasar en su intento de tener una pareja estable, deciden tener un hijo sin padre, de probeta, con esperma de un donante que no conocen.
Deben saber que condicionan a su hijo, quien no tendrá ninguna oportunidad de saber quién es su padre, y esta condición no siempre puede superarse.
Todo niño necesita un padre y una madre que lo amen, que lo cuiden y que lo eduquen. Es la función natural y esencial de todo ser humano, procrearse para la supervivencia de la especie haciendo lo humanamente posible para que su descendencia sobreviva y pueda hacer lo mismo.
No olvidemos que ante todo, como seres humanos, formamos también parte de la naturaleza.
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